miércoles, 13 de febrero de 2019

Las presencia de las mujeres en la enseñanza de la Historia


Desde los años 70 del siglo XX hemos vivido un gran cambio en el estudio de lo que se conoce como historia de las mujeres. El feminismo y diversas corrientes historiográficas como la historia social o la historia cultural pusieron de relieve la ausencia de las mujeres en el relato histórico que se había hecho hasta el momento. Es a partir de estos años cuando surgen nuevas investigaciones y nuevas perspectivas no solamente de las mujeres, sino también de muchos otros elementos anteriormente considerados “ahistóricos”, es decir, invariables en el tiempo. De este modo se desarrolló el estudio de la familia, de la vida privada o de las relaciones afectivas (Duby y Ariès, 2001). Asimismo, en los años 90, debido a la influencia del ámbito norteamericano, se introdujo en el debate la noción de género como construcción sociocultural y como categoría de análisis histórico (Scott, 1990).



El resultado de toda esta trayectoria es un tipo de historia de las mujeres que busca huir de un excesivo victimismo e incorporar a las mujeres al relato histórico como parte integrante del mismo, como sujetos activos capaces de adaptarse y/o resistir a sus circunstancias. El objetivo es realizar investigaciones  más rigurosas que no perciban a las féminas como una minoría sino como parte inherente a la sociedad y sin las cuales la historia no podría ser comprendida. 

La reflexión que me planteo tras esta breve introducción es ¿hasta qué punto estas corrientes historiográficas han penetrado en el tipo de historia que se enseña en los centros educativos? Desafortunadamente la respuesta no parece ser demasiado halagüeña tras una lectura rápida de algunos de los libros de texto de secundaria y bachillerato, como además ponen de relieve algunos historiadores (Rausell, 2015; López-Navajas, 2014). La innovación educativa, por lo tanto, no depende únicamente de nuevas metodologías o del buen uso de las TIC. En el ámbito de la historia, como seguramente en otros, también se requiere una nueva percepción de la propia historia que la haga más inclusiva y la convierta realmente en una herramienta útil para fomentar valores como la igualdad, tan necesaria en la sociedad actual. 

Ejemplo de sexismo en libros de texto (Peñalver, 2003: 34)

Un ejemplo, que además muestra que la preocupación por esta cuestión no se ha dado únicamente en España, es la guía francesa Faire des manuels scolaires des outils de l’égalité entre les femmes et les hommes, elaborada por el Centre Hubertine Auclert en 2015. En nuestro país muchas de las iniciativas que han buscado analizar el sexismo en los libros de texto han surgido también de los Institutos de la Mujer de las diferentes Comunidades Autónomas, como el trabajo de Rosa Peñalver publicado en Murcia en 2003 con el título ¿Qué quieres enseñar? Un libro sexista oculta a la mitad.
En mi opinión, por lo tanto, sería necesario que confluyeran los dos elementos: las novedades historiográficas en materia de historia de las mujeres y las iniciativas feministas que buscan una mayor igualdad de género en nuestra sociedad. Ambos elementos deberían confluir en la materia de historia, una asignatura fundamental puesto que a través de la misma podemos estimular entre el alumnado un pensamiento crítico y valores fundamentales.

Laura Guinot Ferri


Bibliografía


No hay comentarios:

Publicar un comentario