lunes, 11 de febrero de 2019

El cine como respuesta a las necesidades educativas - Lucía Roche Casas

El cine se ha convertido en un pasatiempo habitual desde el siglo XX. La ventaja de que estemos en el siglo XXI es que se disponen de recursos y de métodos para estudiar un contexto de una película o de una serie para su realización.


Aunque algunas veces lo que promueven los clichés. La cuestión es que muchas personas se quedan con el cliché y obvian el contexto histórico, social, político y económico de la época.





La película María Antonieta (2006) rodada por Sofía Coppola es un biopic de la afamada y ajusticiada reina. Kristen Dunst, actriz conocida por ser Claudia en 'La entrevista con el vampiro'  y Mary Jane Watson en la saga de Spiderman de Sam Raimi, da vida a este personaje histórico plagado de clichés y rumores desde su llegada a la Corte francesa.

La película atiende a la vida suntuosa que llevaba la reina. Pero, aún siendo rompedora en su momento, no deja de cometer error histórico tras error histórico. Un ejemplo es cuando dice: '¡Qué coman pasteles!'. Eso se demostró que es mentira y que fue una falacia promovida por los revolucionarios para justificar su ejecución. 

Según Dennys Malvina (2016), Sedeña, de la Torre, Santibañez y Gil, Burgos y Daytona plantean el uso del cine con fines educativos para recrear un período histórico y así facilitar la asimilación de los alumnos. Y será el pedagogo Hernández quien utilice el cine para que el alumnado aprenda valores sociales y éticos. 

Las mayores dificultades de los docentes a la hora de aplicar el cine a la educación y, concretamente, con Historia del Mundo Contemporáneo son: la ignorancia de las didácticas posibles que podrían emplear en el proceso de enseñanza y aprendizaje para la enseñanza y corrección de conocimiento, el poco control de la filmografía a usar según los contenidos y la época correspondiente, el exceso de presencia del cine debate que acota su objetivo como instrumento de enseñanza y la existencia de clichés y anacronismos que los estudiantes se creen sin contrastar la información pertinente.

Por ello, como docentes de Historia, si consideramos la idea de utilizar una película o una serie para estudiar, por ejemplo la Revolución Rusa, deberíamos hacer una criba para escoger la más adecuada y correcta a nivel histórico y pedagógico.

Recordando a la profesora Inma Rius, una imagen o un sonido sirven para atraer la atención del estudiante. Y una anécdota sirve de mucho a la hora de relacionar un concepto, véase cuando se habla de Espartaco y el Imperio Romano, pues se hace un recordatorio de que era un esclavo de un ludus o escuela de gladiadores.  

A priori puede parecer un método sobrevalorado debido a que la creencia de que los nativos digitales sólo aprendemos con una pantalla sigue presente en la comunidad educativa.

En mi opinión, estoy segura de que si se sabe elegir con criterio las películas o series a ver, cualquier estudiante apreciará la veracidad y la importancia de aprender la Historia comprendiéndola, en vez de memorizar y vomitar, cómo se hace aún en estos días. 

Bibliografía:

Dennys Malvina Valdés Águila. (2016). Uso del cine en la enseñanza de la historia. Cuba: EduSol, 18, (63) (Abril - Junio 2018), 107-112.

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